domingo, 14 de julio de 2013

CAMINANTES Y SALTEADORES



          Mientras seguimos en la distancia el caminar de Leonor, Antonio, Nazaret, Richar, Ana y Eugenio, como porteadores de la dignidad y las ansias de justicia de este pueblo, nos  desayunamos cada día con los desahogos de Bárcenas y el silencio de Rajoy. La comparación me produce escalofrío cuando pienso que aquellos seis caminantes y estos dos presuntos salteadores son reflejos de una misma realidad política. La corrupción no sólo no es ética ni estética, además causa injusticias lacerantes, pobreza y atraso. De los muchos robos, de permitirlos, ampararlos y pedir la mordida correspondiente, viene este lodazal que nos ahoga a la mayoría social.

Como ya es evidente a nivel de calle, Bárcenas no miente cuando reconoce en parte sus tropelías y sí lo hizo su jefe Rajoy cuando aparecieron las fotocopias de la contabilidad B del PP. El propio Rajoy ya no puede negar nada tras salir a la luz su correspondencia electrónica, salida de su propio móvil.  ¿Entenderá ahora lo que escribe? ¿Dudará de su propia letra?.

Además de sus S.M.S, su silencio culpable evidencia con más fuerza la doblez del personaje. Como abogado, no le niego que tendría derecho a guardar silencio, si fuese formalmente imputado, pero aún no lo está. Creo que cuando todo lo que sabemos por la prensa se haga evidente por actos de instrucción habrá motivos para que un Auto judicial así lo declare. Mientras tanto,  nadie tiene derecho a seguir siendo presidente del gobierno de España si actúa como un cobarde que se esconde como esos delincuentes que se sumergen en la charca respirando por una caña para que sus perseguidores le pierdan el rastro.

Este pueblo necesita que alguna vez se haga justicia al poderoso. Para que un día lleguemos a ser un país digno, los malos del poder y el dinero tienen que ser reconocidos como malos, tienen  que pagar por sus crímenes. Por una vez, sería bueno que sus victimas empezaran a recibir el consuelo de la verdad y la reparación.  Son muchos siglos en los que lo mejor que hemos tenido han sido periodos de democracia aparente, de hipocresía política, de democracia hipócrita como estos últimos 35 años de los que presumen los que nos han arruinado. Aquí siempre han mandado los mismos, los que nunca aceptan perder el control, los que no toleraron ayer que la tierra diera  de comer al que la trabajaba u hoy, que una vivienda sirva para ser habitada.

Despertemos como Leonor, Antonio, Nazaret, Richar, Ana y Eugenio hacen cada día a las cinco de la mañana para andar un tramo del camino hasta la utopía. ¿Por qué tiene que ser una utopía que la gente decente tome, de una puñetera vez  en sus manos, el futuro de su país?.