viernes, 22 de noviembre de 2013

SÍ, SE PUEDE. HAY SALIDA.

Los partidos son necesarios, pero no éstos. Los sindicatos son imprescindibles, pero no los que hoy ha asimilado el sistema. Ni está ley electoral que es la que marca unas reglas de juego que favorecen que sus aparatos, los de los grandes partidos, decidan quienes representan a los que los mantienen económicamente. Representan en las instituciones, salvo contadas excepciones, al poder del dinero, a esos que mandan sin presentarse a elecciones, no a nosotros, al poder del pueblo que en este país, se demuestra cada día, no es el soberano. 
El día 29 doy una conferencia sobre la influencia de las normas electorales en la calidad de la democracia, en que la democracia sea una realidad vivida y no una trágica ficción. Haré una propuesta de ley electoral en la que los ciudadanos deciden qué personas van a las instituciones entre las que los partidos proponen. En la que cada representante tiene el mismo número de votos detrás. Ni si quiera hay que cambiar la Constitución para hacer ese cambio radical de las reglas de juego. 
Sin embargo, la sociedad está paralizada porque no ve salidas y tiene inercias difíciles de romper en poco tiempo. Muchos pensamos que no haremos reformas del sistema si no montamos una plataforma electoral ciudadana con ese y otros objetivos concretos. Sólo para esos objetivos que nos afectan por encima de ideologías. Con un liderazgo social de todos los movimientos sociales agredidos y poniendo lo que une por encima de lo particular. 
Por ejemplo:
1.- Acabar con la corrupción política.
2.- Hacer cumplir el programa constitucional, haciendo realidad los derechos que en la misma se contienen y que nos definen como un estado social. 
3.- Reforma de la ley electoral, de la ley de partidos y del Código Penal, recogiendo el delito de estafa electoral y otros como dictar leyes contra el cumplimiento de la parte programática de la Constitución. (prevaricación cualificada) etc.
4.- Garantía absoluta de los servicios públicos universales, gratuitos y de calidad. 
5.- Derogación del artículo 135 de la C.E. para que la deuda de la banca la paguen sus accionistas y los responsables internos y externos del sistema financiero que nos han arruinado sin nuestro consentimiento. 
6.- Sistema de pensiones público y garantizado. 
7.- Garantizar una Renta básica mínima de supervivencia y el derecho a la vivienda digna.
8.- Derechos laborales y sociales. Democracia en la empresa.
9.- Control democrático de la economía. Sistema financiero público y control de la banca para que cumpla su labor de intermediación, evitando la especulación financiera y otras prácticas abusivas. 
10.- Reforma Fiscal fomentando los impuestos directos y progresivos y la lucha contra el fraude de los grandes patrimonios. 
11.- Apuesta por la investigación, las energías renovables, la calidad y duración de los productos y lucha contra el cambio climático.
Sólo es un ejemplo de lo que, usando mi sentido común, yo propondría y quisiera que tuviera consenso hasta de quien no piensa como yo. Pero si hay un mínimo común que sea un salto cualitativo sobre la situación actual y pusiera las bases de una nueva forma de participación democrática, no dudaría en apoyarlo. 
¿CÓMO LO HACEMOS? 
Haciendo pueblo y poder ciudadano en el camino hasta el objetivo. Construyendo la democracia que queremos y necesitamos más que nunca.
Llevando éstas propuestas, algunas de ellas, u otras similares, a cada colectivo, cada barrio y cada centro de trabajo, durante el plazo de dos meses. Levantando acta de cada reunión con propuestas de acción y compromisos de colaboración al cumplimiento de esos objetivos de personas, colectivos, barrios, etc. 
Como una más de las acciones, podemos proponer a personas que nos representen mediante reglas claras y compromiso de revocabilidad, primero ante las instituciones, y después, esas u otras, en las instituciones. Nadie se debería proponer a si mismo y la elección tiene que ser en votación secreta y de abajo arriba, para que, si lo consideramos imprescindible, plantearnos una Candidatura por el Poder Ciudadano, que se disolverá cuando se hayan cumplido los objetivos, con la expresión de la voluntad del pueblo por medios participativos y representativos. No se trataría de delegar el poder en otr@s, sino de abrir un cauce que l@s ciudadan@s conocen y que, dados sus hábitos, facilita más que otros la esperanza en una rápida salida a esta situación, quitando el poder a quien lo está usando contra el pueblo. Pero eliminando la dualidad representante, representado y sometiendo las decisiones a la voluntad mayoritaria las decisiones estratégicas en pos de lograr los fines consensuados. 

En cada ámbito de actividad estratégica se han de hacer visible la estrategia común. Si pongo de ejemplo mi actividad. Los juristas tenemos que plantar cara ante las agresiones a los derechos constitucionales después de los recortes de derechos laborales, sociales y de prestaciones de servicios públicos. Se han cargado el Estado Social y van a por el Estado de Derecho. No quiero anticipar los hilos que se están moviendo en este sentido pero la respuesta tiene que ser contundente. 
De igual modo, el poder mediático de los ciudadanos tiene que ser incrementado con el compromiso de los profesionales de la información y el uso y adecuación de las herramientas que necesitamos.
Las Asambleas de Parados, la Universidad, los estudiantes, las ONGs, las Plataformas de Afectados por las Hipotecas, Las Mareas, las PYMES, los Autónomos, el Ecologismo..., pueden ver encauzadas sus ansias de cambio de esta situación, sin aparente salida con los cauces tradicionales. SÍ, SE PUEDE. HAY SALIDA.